Casi por casualidad, días atrás, me encontré con una spica entre mis manos y no pude evitar traer miles de recuedos. Mi infancia en San Justo domingos por la tarde, merienda de por medio, unirme a mi viejo y escuchar juntos los resultados de los diferentes partidos. Este acto se repetía cada semana casi como un ceremonia religiosa.
Creo que en ambos se abría un mundo mitad fantasía, mitad pasión, en la que intentábamos interpretar las diferentes jugadas que, por esos años, José María Muñoz relataba. En un segundo, ese sencillo aparato, me llevó a mi feliz pasado. Hoy creo que ni las mejores pilas lograrían que funcione nuevamente. Tal vez, el mejor que yo, sabe que su ciclo expiró hace varios años, sin resurrección posible.
En épocas de telebeam, trascvision y aerosoles marcando distancias, me planteo si esas ceremonias de padres e hijos siguen vigentes. Quiero creer que si. Porque a pesar de la tecnología, la magia del fútbol sigue intacta. No reniego de estos nuevos elementos pero, tampoco quiero que ellos me obliguen a verlo con otros ojos que no sea el de ese hincha que ama el futbol potrero y que piensa que este puede sobrevivir a pesar de los avances
Creo que en ambos se abría un mundo mitad fantasía, mitad pasión, en la que intentábamos interpretar las diferentes jugadas que, por esos años, José María Muñoz relataba. En un segundo, ese sencillo aparato, me llevó a mi feliz pasado. Hoy creo que ni las mejores pilas lograrían que funcione nuevamente. Tal vez, el mejor que yo, sabe que su ciclo expiró hace varios años, sin resurrección posible.
En épocas de telebeam, trascvision y aerosoles marcando distancias, me planteo si esas ceremonias de padres e hijos siguen vigentes. Quiero creer que si. Porque a pesar de la tecnología, la magia del fútbol sigue intacta. No reniego de estos nuevos elementos pero, tampoco quiero que ellos me obliguen a verlo con otros ojos que no sea el de ese hincha que ama el futbol potrero y que piensa que este puede sobrevivir a pesar de los avances
No hay comentarios:
Publicar un comentario